
Si me sigues no te sorprenderá esta afirmación: me encantan los villanos de la literatura fantástica. Son mis personajes favoritos y desde siempre me ha llamado mucho más la atención el antihéroe que el héroe en la historia (bueno, salvo que el héroe fuera Harrison Ford).
En comparación con el héroe que suele pasarlas canutas a lo largo de la historia (ya sabes eso de que los escritores tenemos que hacer sufrir a nuestros pobres personajes para que exista un conflicto y el lector se enganche a la trama), el villano parece estar siempre pasándoselo pipa, su sentido del humor es siempre mucho más oscuro y su inteligencia suele ser brillante, lo mismo que su ambición.
El que Darth Vader aparezca bailando transformado en anciano bonachón en medio de un poblado ewok me pareció un desperdicio de personaje, que quieres que te diga.
Un gran villano sin embargo es complicado de encontrar. Porque los villanos del cine y de la literatura fantástica realmente interesantes son aquellos que no están todo el rato pensando en cómo fastidiar al protagonista sino que son aquellos que creen que están haciendo las cosas bien, los que tienen un sesgo de confirmación como Annie Wilkes, la villana de Misery de Stephen King. Eso es lo que los convierte en convincentes y aterradores. Tú sabes, como lector, en todo momento lo que piensa el villano y entiendes cómo funciona su cerebro. Y, como lo entiendes, puedes anticiparte a sus movimientos con terror.
El que el lector empatice con el villano, entienda por qué hace las cosas, los humaniza terriblemente y agrega a la historia un componente emocional increíble. También los pone a la altura del héroe. Los convierte en su némesis.
Tipos de villanos en la literatura
El arquetipo del villano no es siempre igual. En principio, en todos los libros clásicos de escritura creativa se dice que el villano es un reflejo del héroe. Eso es algo a lo que Michael Ende saca punta en su libro La historia interminable (del que ya te dije que tenía varias lecturas) cuando Atreyu se ve reflejado en el espejo y este le devuelve el reflejo de Bastian, como dos caras de una misma moneda. Sin embargo, esto no es siempre así.
¿Quién es el villano en El señor de los Anillos, por ejemplo?
Vale, el villano principal podríamos decir que es Sauron, pero Tolkien utiliza inteligentemente otros villanos mucho más interesantes a lo largo de su historia. Por ejemplo, el anillo de poder, que va transformando a quien lo posee y alrededor del cual gira todo, es el villano al que Frodo tiene que enfrentarse. O Gollum, un villano menor que podría ser la antítesis de Sam y que es uno de los mejores personajes de la trilogía. Saruman es la sombra que enfrenta Gandalf y finalmente Sauron es el villano digno de Aragorn, un personaje que va dignificándose desde su inicio como Trancos hasta su final como rey.
Lo mismo ocurre en Harry Potter.
Como villano principal, Voldemort es de lo más soso, pero J.K. Rowling nos aporta otros villanos secundarios en cada libro: Bellatrix Lestrange, la maravillosamente retorcida Dolores Umbridge o los dementores. La antítesis de Harry Potter no es en realidad Voldemort, al que vemos más como motor de los personajes malignos de la saga que como villano en sí, sino Draco Malfoy, con todos sus matices.
O sea, que en realidad puede haber más de un villano por historia. Incluso el héroe puede enfrentarse a un villano interno, como el ansia de poder, el miedo, la lujuria o el amor.
Creo que si te lees La Sociedad de la libélula entenderás por qué digo esto.