Ya nadie escribe cartas. Así que las novelas epistolares estilo Carta de una desconocida de Stefan Zweig que devoré en mi juventud parecen ahora muy pasadas de moda (posiblemente como yo). ¿Aunque pasa de moda la literatura?
Me voy a poner en plan abuela cebolleta para contaros que, cuando no existían las redes sociales, tuve incluso amigos por carta. Carta manuscrita. Khaled (un egipcio que desapareció en la Guerra del Golfo y que era culé), Marco (un italiano que se creía guapísimo e intentaba ligar a todas horas conmigo), Dany (una alemana que me escribía para darme el parte meteorológico en Hamburgo y que solo me hablaba del tiempo) o Brian (un estadounidense que intentaba practicar español y que dejó perlas en sus cartas tipo «mi hermana tiene un poco chico», para explicarme que acababa de tener un sobrino). Abrir el buzón y ver allí una carta era todo un subidón.
Ahora solo me escribe el de la publicidad del Lidl.
Hace unos años, leí las cartas de mi abuelo durante la Guerra Civil española. Las que recibió. Y hacerlo no solo me dio una idea para una novela que estoy ahora mismo escribiendo, sino que mi visión del conflicto y de lo que debió ser para la gente que lo vivió cambió por completo.
Me parece una pena que esa vieja tradición se pierda. En la parte baja de mis mails tienes mi dirección postal (si no recibes la newsletter, ya sabes que puedes apuntarte aquí debajo de este post para tomar un café conmigo cada semana y te llevas una novela gratuita además).
Si alguna vez te apetece, porque tienes un papel de cartas bonito y una pluma nueva y quieres escribirme una carta, me harás la más feliz de las mortales. Aunque también me gustan los mails, hay que reconocer que son más impersonales.
A la literatura no le ha quedado más remedio que adaptarse al cambio de los tiempos. Y esas novelas epistolares —como Drácula, de Bram Stoker, o Lady Susan, de Jane Austen— se han transformado incluyendo mails e incluso whattsapp. En el artículo de hoy, te elaboro una lista de las que son mis novelas epistolares románticas favoritas.
Mis novelas epistolares románticas favoritas
Las novelas de Meg Cabot
Meg Cabot, conocida por ser la autora de Los Diarios de la Princesa (también de género epistolar), es una reina de la comedia romántica en este género. Desgraciadamente, la mayoría de sus novelas están descatalogadas y solo pueden encontrarse de segunda mano (eso sí, baratísimas para ser en papel). Aunque si lees en inglés, puedes disfrutar de su versión original. Sus personajes —como en cualquier buena comedia romántica— se meten en situaciones absurdas y te hacen reír a carcajadas. También es especialista en hacer cameos de los personajes de una en la siguiente, así que lo ideal es leerlas por el orden en que te las pongo debajo.
Donde termina el arcoiris, de Cecelia Ahern
Cecelia Ahern se hizo famosa por un título que sugiere una novela epistolar —P.D. Te quiero— y que sin embargo no lo es. La escritora es muy prolífica y tiene libros muy bonitos, entre ellos esta historia agridulce de amor y, sobre todo, de amistad, con sus toques de humor. Rosie y Alex —adoro los personajes— te hacen sufrir a lo largo de muchas páginas un amor imposible, siempre a destiempo uno del otro. Preciosa.
La Sociedad literaria y del pastel de patata de Guernsey, de Mary Ann Shaffer
Una escritora —Juliet Ashton— que anda buscando inspiración para una nueva novela recibe la carta de un tal Dawsey Adams, que vive en la isla de Guernsey y está leyendo un libro propiedad anterior de Juliet. Su intención al ponerse en contacto con ella es invitarla a la Sociedad literaria de la isla. Esta premisa, en principio sencilla, conforma una historia conmovedora y llena de humor que se ha traducido a un montón de idiomas y que fue llevada al cine en una película, que también te recomiendo ver.
Enlazados, de Rainbow Rowell
Vale, he hecho un poco de trampa porque la novela no es completamente epistolar sino que intercala los mails que se escriben Beth y Jennifer —dos amigas del departamento de redacción de un periódico— con la vida de Lincoln, el informático que se ocupa de revisar que la intranet funcione de forma adecuada. Esta novela —a la que se le notan los años, porque esto habría sido imposible con la ley actual de protección de datos— es mi novela preferida de Rainbow Rowell (y eso que me gustan mucho las demás). El personaje de Lincoln, un introvertido de manual, es para comérselo.
El diario de Bridget Jones, de Helen Fielding
Es un clásico y muchos la citan como la novela que cambió la literatura romántica, del estereotipo de «mujercita» perfecta y sometida a mujer que empieza a querer ser «tal y como es», aunque le salga fatal. Es también la novela chick-lit por excelencia y una comedia romántica maravillosa, que te hace soltar la carcajada. Es bestseller, longseller y ha sido llevada la cine con un trío de protas maravilloso.
Papá Piernaslargas, de Jean Webster
Judy Abbot no conoce el mundo más allá del orfanato en el que se ha criado, hasta que un misterioso desconocido decide becarla para que estudie y haga una carrera como escritora, si es que eso es posible. A cambio, Judy lo único que tiene que hacer es escribirle una carta contándole un resumen mensual de sus estudios, pero Judy hace algo más y en esas cartas a Papaíto Piernaslargas se mezcla su vida diaria, sus sentimientos y sus sueños. Salvo el primer capítulo, es una historia completamente epistolar que fue llevada al cine. Una historia muy tierna, divertida. Como si mezcláramos Pollyana con P. G. Wodehouse. Una delicia de novela corta.
La tesis de Nancy, de Ramón J. Sender
La primera vez que la leí me hizo reír a carcajadas. Esta historia, de una norteamericana que pretende escribir su tesis sobre la cultura española estudiando al andaluz medio, es descacharrante y sigue siéndolo a pesar de estar escrita en 1962. Los malentendidos dan lugar a situaciones de lo más surrealista y a pesar de que está encuadrada en el gran cajón desastre de la literatura contemporánea, sigue todos los patrones de la comedia romántica.
Las novelas de Daniel Glattauer
Daniel Glattauer se hizo conocido mundialmente por una historia de amor atípica escrita usando el formato epistolar: Contra el viento del norte, en la que Leo Leike recibe por error un mail de una desconocida y entablan conversación a través del correo electrónico. Una novela muy tierna, muy bonita, que el escritor prolongó con una continuación llamada Cada siete olas. Después de leer estas dos, he leído varios libros de Glattauer que nunca han llegado a gustarme tanto.
En una casa blanca a la orilla del mar, de Abril Camino
He dudado si incluir o no en el listado esta novela de Abril Camino porque, si nos atenemos a los criterios del género, no es propiamente una novela romántica, pero creo que puede ser disfrutada por los lectores del género. Candela se ha separado, lo ha perdido todo y necesita un cambio de aires, así que se retira a un pequeño pueblo de la costa portuguesa donde nadie la conoce y alquila un piso a un monitor de surf, dispuesta a descansar. Solo que a veces una encuentra cosas donde no quiere.
El blog de la doctora Jomeini, de Ana González Duque
Una de las variantes del género epistolar es la novela escrita en forma de diario, como hemos visto antes en la de Bridget Jones. Como la literatura tiene que ajustarse a los tiempos, esta novela, publicada por primera vez en 2012, está escrita en formato blog. Un blog de los del 2012 sin SEO y demás mandangas, en el que la protagonista cuenta su vida y milagros en un nuevo trabajo y una nueva ciudad, tras una ruptura amorosa. Un poco gamberra en muchas ocasiones, esta fue mi primera novela. Una comedia romántica que me hizo plantearme si quería ser escritora (y heme aquí viviendo de esto diez años después).
La he vuelto a reeditar después de recuperar los derechos con un lavado de cara y portada nueva.
¿Conoces alguna novela epistolar romántica más?
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