Hace unos días, uno de los seguidores del blog me preguntó en Twitter que cuál creía yo que era la mejor voz para el narrador en la novela de Fantasía. Él quería escribir una historia en primera persona y le interesaba saber cuáles eran los inconvenientes que se iba a encontrar por haber hecho esa elección. Me pareció que los 140 caracteres era demasiado poco para explicarme. Y por eso traigo hoy aquí este post.
Cada historia tiene su voz. A veces, incluso varias voces. Pero esas voces son importantes porque condicionan completamente la historia que vamos a contar. Es tan importante lo que contamos como cómo lo contamos. La voz del narrador es la que nos guía a través de la historia. Y, como en cualquier viaje, puede tocarnos un guía maravilloso que haga que todo brille y el viaje sea inolvidable o alguien que no debería estar ahí porque apaga el paisaje solo con su voz.
Pero, antes de deciros cómo podemos elegir la voz más adecuada para nuestra novela fantástica, vamos a detenernos un poco en analizar los diferentes tipos de narradores:
Es el que lo sabe todo (como si fuera Dios). Tiene acceso a las mentes de nuestros personajes y sabe lo que piensan en cada momento. Narra en tercera persona. El ejemplo más claro en la Literatura Fantástica es el narrador de El señor de los anillos. Te da una enorme libertad creativa, pero también tiene sus riesgos. Podemos meter la pata cometiendo alguno de estos errores:
- Opinar sobre los personajes: el narrador omnisciente nunca, nunca debe dejar ver la opinión que le merece algo. Eso es labor del lector.
- Mencionarnos: Somos omniscientes, no somos ninguno de los personajes de la historia. Nunca, nunca debemos referirnos a nosotros mismos si somos la voz omnisciente.
- No organizarnos: el narrador omnisciente debe conocer todo –pasado, presente y futuro– de nuestros personajes, pero no dar toda la información sino organizarla de manera que el lector no pierda interés (Y eso es lo realmente complicado).
Es la voz del “prota” de la historia. Habla en primera persona. Un ejemplo es la novela de Fantasía juvenil Sombra y hueso, de Leigh Bardugo. Con este tipo de voz, es más sencillo empatizar con el lector porque la voz le está realmente abriendo su corazón a aquel que la escucha (o la lee, en este caso). Para un autor novel es la más sencilla y, sin embargo, la más limitante. ¿Por qué? Porque solo puedes dar el punto de vista de una persona, con todo lo que ello conlleva. ¿Cuáles son las dificultades que tiene este tipo de voz?
- No sabes nada de escenas en las que no esté el protagonista.
- Ni de lo que piensa ninguno de los otros personajes (tienes una visión sesgada de la realidad). Aunque aquí podemos tirar del lenguaje corporal del otro.
- Cuesta más describir al protagonista físicamente. No, no vale mirarse en un espejo. Nooooo.
- Se corre el riesgo de que el escritor se identifique tanto con el protagonista que se nos cuelen nuestras neuras y nuestros gustos.
Escribe en primera persona, pero no es el protagonista de la historia sino uno de los personajes secundarios, que narra lo que ocurre y lo cuenta. Lo hace desde los límites que le da el ser un secundario en la trama. Es decir, no sabe lo que piensan o sienten los demás personajes a menos que éstos se lo cuenten. No recuerdo ninguna novela de Fantasía en la que salga un narrador testigo. El ejemplo más claro es el Dr Watson de Sherlock Holmes.
Actúa como si fuera una cámara. Digamos que es una mezcla perfectamente equilibrada entre el narrador omnisciente y el narrador testigo. Habla en tercera persona y no es un personaje, pero solo ofrece la visión de los hechos de los que es testigo, sin sentimientos, sin pensamientos. Algunos de los libros de Haruki Murakami utilizan esta voz. ¿Se os ocurre algún ejemplo en literatura Fantástica?
Alterna las voces de varios personajes. Podemos hacerlo de dos maneras: un narrador coral protagonista (un ejemplo es la novela Alianzas: Cuentos de la luna llena, de la que tenéis reseña en el canal de Youtube) o un narrador coral omnisciente (cuyo ejemplo más claro es mi propia novela Leyendas de la Tierra Límite: Las Tierras Blancas). Cada capítulo da una visión de uno de los personajes.
Pero…¡atención! Tenemos que ser tremendamente cuidadosos para que no se mezclen las informaciones de lo que sabe cada personaje y no cambiar de “cabeza de personaje” en medio de un capítulo.
Es, sin duda, la voz más difícil. Y, por lo tanto, es poco corriente verla en una novela. Habla en segunda persona todo el rato y, aunque eso tiene la ventaja de que involucra inmediatamente al lector, nos deja con poco margen de maniobra para el resto. El ejemplo más claro serían las novelas de Elige tu propia aventura, que ya hace tiempo que no se ven.
¿Se os ocurren ejemplos de cada uno de los narradores en la novela de Fantasía?
Vale, Ana, todo eso está muy bien, pero entonces, ¿qué narrador debo elegir?