Libros digitales para niños y otros unicornios del mercado editorial

Libros digitales para niños

Primer unicornio: el libro digital no vende

Leo en esta entrada de Guillermo SChavelzon su propuesta para salir de la crisis en la que el coronavirus meterá al mercado editorial. Una propuesta muy sensata, todo sea dicho. Me llama la atención el dato de que «La gente quiere libros de papel, los e-books, en diez años no han llegado al 5% del total de libros vendidos. No veo sentido regalar lo que la gente no parece querer».

No sé de dónde sale la estadística esta. Ni el 5% del total de libros vendidos por quién. Amazon, por ejemplo, dice en sus estadísticas que vende por cada 100 libros en papel, 114 en digital. Por lo que, por lo que veo, nada de ser un 5% de las ventas. Todo lo contrario, están a la par.

Así que supongo que, como siempre, el mundo editorial tradicional solo mira sus propias cifras de ventas, sin valorar el mercado en conjunto. Me temo que serán cifras derivadas del informe de la Federación de Gremios de Editores de España (que no representa la realidad). En cambio, en estudios realizados por Libranda o Bookwire, se refleja un aumento del 14% de la autopublicación y de un 52% del libro digital.

Lo de los autores híbridos sigue siendo un unicornio para los que no ven más allá de su ombligo.

Es lógico que el ebook venda menos cuando se pone solo un 20% más barato que el libro en papel. Eso no quiere decir que la gente prefiera leer en papel, sino que la gente no es idiota.

Que te preguntaras por qué pasa esto, por qué el libro digital es tan caro cuando no hay que imprimirlo. Los costes de producción son los mismos (hay que corregir, maquetar, pagar por una portada, pagar el % que las plataformas de distribución se quedan…), pero no hay que imprimir. Por una sencilla razón, porque así la gente compra más el papel. Que es lo que al mundo editorial tradicional le interesa.

El problema es que a veces —cuando llevamos a cabo un negocio— no nos damos cuenta de que para que ese negocio funcione, no tenemos que darle al público lo que a nosotros nos interesa sino lo que se demanda.

En mi entorno, a todo el mundo le gusta leer en papel, sí. No hay nada comparable al tacto y el olor del libro en físico. Pero la mayoría —ávidos lectores— lee en digital mediante plataformas tipo Nubico porque es mucho más barato. En todas las edades. Niños, adultos, mayores. Todos.

Los libros digitales no compiten con el papel. Raro es el lector que lee en un solo formato. Yo, que pertenezco a ese colectivo que Schavelzon llama en su artículo «lectores literarios», leo un libro en papel por cada diez digitales.

Segundo unicornio: libros digitales infantiles

También me ha llamado estos días la atención este tweet de Pablo C. Reyna en el que se queja de no poder recomendar libros infantiles en digital durante la cuarentena. Otro de esos unicornios del mundo editorial.

Tweet de Pablo c. Reyna sobre libros digitales en ebook

¿Sabes por qué pasa esto? Porque si hay un sector del mundo editorial donde el ebook se resiste más a entrar es el libro infantil. No porque los niños no lean en digital, no. Todo lo contrario. Los niños actuales son nativos digitales acostumbrados a consumir material de ocio en tabletas y móviles.

Los libros digitales infantiles, además, pueden aportar una experiencia integral entre narrativa, recursos interactivos y mecánica de juego que difícilmente puede conseguirse con el libro en papel.

Pero el libro enriquecido es caro y la producción de libros electrónicos orientado al público infantil requiere una mentalidad y unas competencias que el mundo editorial —muy conservador— no consigue superar.

La industria del libro sigue mirando desde su butaca, sin levantarse, sin invertir en innovación, sin darse cuenta de que posiblemente el problema de que no se lean libros no esté en los lectores sino en el escenario. Que no ha cambiado a pesar de lo que el mundo lo ha hecho.

Tercer unicornio: poesía en ebook

El tercer punto que me ha hecho ponerme a escribir este post es el de la poesía. Por primera vez, como te decía en este artículo, se lee poesía. La poesía, cada cierto tiempo, tiende a abrir las ventanas y airearse. Lo dice Luis García Montero en este documental, refiriéndose a los vientos del cambio que de cuando en cuando se llevan por delante los prejuicios de quienes no quieren ver más allá del canon establecido.

Pero —ay— las editoriales de poesía también apuestan más por el papel.

En estos días, he descubierto a Karmelo C. Iribarren, el autor de este poema que te pongo debajo y de miles más. Premiado y repremiado.

VISTA CANSADA

Tengo
vista cansada.
Las letras
se me emborronan
sobre la página.
Curiosamente ahora
que empiezo a ver
con tanta
claridad
tantas cosas…
Pero no hay gafas
para esto.

Pero, cuando quise leer algo de su poesía, me encontré con que solo uno de sus libros puede comprarse en digital (a pesar de que no hace demasiado que están publicados). Por supuesto, fue el que me compré. Y pensé que era una pena que las editoriales no aprovechen el tirón de la poesía para llegar a nuevos lectores. Las obras de Ángel González —algunas reeditadas recientemente—, todas publicadas solo en papel, por ejemplo. Qué desperdicio de oportunidades. De verdad.

En fin, que esto es solo una pataleta. Porque en esta situación de confinamiento es más flagrante que nunca el hecho de que los unicornios del mundo editorial son el día a día de los lectores.

Y que siguen sin ver más allá de sus narices.

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