2014 fue el año en el que descubrí a Cotrina. Sí, ningún otro escritor de los que he leído el año pasado me ha dejado tan boquiabierta. Y he leído mucho y a muchos, muy buenos. Vosotros sois testigos. Pero él me ha resultado fascinante. Tanto que he ido atesorando sus libros para devorarlos uno a uno. Tal vez porque me pierde la fantasía más que cualquier otro género. Tal vez porque adivino un humor negro, muy de mi estilo, bajo esa prosa limpia y cuidada.
Hoy, os traigo a Cotrina al Fogón para que vosotros, literaturoadictos, caigáis como yo en la tentación de comprar todos y cada uno de sus libros. Y recomendarlos.
¿Crees que el escritor de Fantasía/Ciencia ficción debe tener cualidades específicas con respecto al resto de los escritores?¿En qué crees que puede diferenciarse su trabajo diario con respecto al de otros géneros?
No creo que nos diferenciemos mucho de los escritores que escriben novela negra, romántica, histórica o cualquier otro género. Nos dedicamos a lo mismo: contar historias, y usamos las mismas herramientas: palabras e imaginación. Unos las enfocamos hacia unos campos y otros, dependiendo de sus aficiones, sus gustos o sus inquietudes, eligen otros diferentes. Yo me siento muy cómodo en el terreno fantástico, las primeras obras que leí y que me impresionaron de verdad fueron de esa temática y desde muy pequeño quise explorar ese terreno. Son las historias que me gusta escribir y además creo que es en ese campo donde desarrollo todo mi potencial.
Y por el mismo motivo no creo que nuestro trabajo diario se diferencie demasiado de los que se dedican a otros géneros. Todos somos cuentacuentos e intentamos hacerlo lo mejor posible.
Rocavarancolia es una ciudad mágica plagada de peligros, pero es un personaje más en la trama de “El ciclo de la luna roja”. ¿Usas alguna herramienta para empezar a escribir e insertar la historia en tu mundo imaginario? Por ejemplo, mapas, glosario de términos…
Rocavarancolia fue creciendo y madurando a medida que escribía la primera novela. Ahí tomó forma, tanto física como histórica. Necesitaba conocer el pasado de la ciudad, al menos a grandes rasgos, porque tanto su origen como algún que otro acontecimiento histórico importante iba a tener un peso capital en la trama de la saga.
Dibujé un pequeño mapa de la ciudad nada más comenzar a escribir, más que nada porque mi sentido de la orientación es pésimo y necesitaba saber dónde estaba el norte y el sur y tener una idea aproximada sobre las distancias para no meter la pata. En cuanto a glosarios y demás, apunté los nombres de los principales personajes en una libreta y la consultaba de cuando en cuando hasta que me hice completamente a ellos. Los nombres de reyes, edificios y de personajes secundarios eran otro cantar, cuando se me olvidaba alguno no me quedaba más remedio que buscar en el texto alguna de sus apariciones previas.
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El verdadero alma detrás de las historias de J.A. Cotrina (según Gabriella Campbell) |
¿Cómo archivas tus ideas?¿En un cuaderno o usas un programa o aplicación?
Aunque a veces tomo alguna que otra nota, la mayor parte de mis ideas las mantengo en mi cabeza. La escritura está divida en varios procesos, no es solo ponerte delante del ordenador y comenzar a vomitar palabras una detrás de otra. Todas las fases son importante, pero una de ellas es con la que más disfruto: la de la construcción de la historia. Los primeros meses en los que me dediqué a lo que luego sería La cosecha de Samhein prácticamente viví inmerso en Rocavarancolia. No hacía otra cosa que pensar en la trama y en lo que iba a suceder, le daba una y mil vueltas. Poco después de comenzar a escribir ya tenía muy claro cuál iba a ser el final y los momentos importantes de la historia. Llegué al extremo de comenzar a escribir el epílogo del último libro mucho antes de terminar el primero. El tener tan claro hacia dónde me dirigía me permitía ir dotando de coherencia a toda la estructura, ir preparando el clímax de la saga desde el mismo principio. Es una forma de trabajar que a mí me resulta muy útil, considero que dota a los textos de una densidad especial, una textura homogénea que al menos yo no puedo conseguir de otra forma.
¿Qué piensas de la autopublicación?
Me parece un elemento lícito, una herramienta muy útil para escritores que empiezan o veteranos que quieren probar nuevas formas de edición. De entrada, no tengo nada en contra de ella. Lo que ocurre es que, como toda herramienta, se puede usar mal. Hay ebooks mal editados, sin corrección alguna, repletos de faltas de ortografía y fallos de maquetación que son un insulto para los lectores que se acerquen a ellos; hay escritores autopublicados que confunden la esencia del marketing y se transforman en pesados vociferantes que te acosan por las redes sociales sin darse cuenta de que lo que están consiguiendo es el efecto contrario: yo no me leería sus libros ni aunque me apuntaran con una pistola a la cabeza (bueno, en ese caso tal vez sí, tengo cierto aprecio a mi vida, pero te pondré una estrella en Goodreads en cuanto dejes de encañonarme, te lo prometo).
Y otro detalle a tener en cuenta es que con la autopublicación desaparecen los filtros que existen en el mercado editorial tradicional, no hay editores detrás que valoren los manuscritos que se van a poner a la venta (ojo, no estoy diciendo que eso ofrezca ninguna garantía de calidad, en las estanterías de las librerías también hay libros horribles). Se publica todo, cosas deleznables y cosas muy dignas. Es muy difícil distinguir entre el oro y la paja. Todo se convierte en una selva enloquecida donde los autores tienen muy difícil resaltar; algunos lo consiguen, pero son muy pocos.
Sé que piensas, como yo, que “La historia interminable” de Michael Ende es un libro perfecto, pero me gustaría saber qué autores te han influido en tu forma de escribir.
Incontables. Algunas influencias están claras y son obvias, como el caso de Clive Barker o Tim Powers. Pero hay muchísimos: Philip K. Dick, Chesterton, Italo Calvino, Iain Banks… Todo lo que lees te aporta, todo lo que lees te forma como lector y como escritor.
Hace poco en twitter había un hashtag que rezaba #Yoleoautoresespañoles. Si tuvieras que elegir seis autores españoles (da igual el género), ¿a quiénes escogerías entre tus lecturas favoritas?
Esa es una pregunta complicada, porque todos son colegas y a muchos, además, los considero amigos. Pero bueno, me mojo, mis favoritos actualmente son: Félix Palma, José Carlos Somoza, Elia Barceló, César Mallorquí, David Lozano y Javier Negrete.
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Con Alhana, del blog “A doble altura”, firmando “La canción secreta del mundo” |
¿Cuál es la parte que más te gusta y la que menos de ser escritor?
Lo que más me gusta es poner punto y final a un libro, esa sensación de plenitud de haber cerrado una nueva obra. Lo que más me gusta es ese súbito ramalazo de creatividad que acaba en la concepción de otra historia. Lo que más me gusta es el momento maravilloso en que te encuentras de pronto con un lector al que le ha encantado lo que has hecho y te lo hace saber. Lo que más me gusta son los viajes y las presentaciones, conocer gente con los mismos intereses, aprender de otros escritores, escuchar a los lectores…
Lo peor de ser escritor: lo complicado que es ganarse la vida escribiendo.
Tu último libro “El fin de los sueños” ha sido escrito a cuatro manos con Gabriella Campbell ¿De quién fue la idea?¿Cómo os organizasteis para escribir? Y sobre todo, ¿qué piensas de la experiencia?¿Repetirías?
La idea fue mía. Conocía la poesía de Gabriella y había leído algún cuento. Sabía que tenía potencial en el terreno largo y no me equivoqué. La organización fue sencilla: mucha conversación sobre la historia, mucho apunte. Teníamos dos protagonistas principales: uno masculino y otro femenino; sus capítulos en la obra se alternaban y mientras yo me encargaba del chico, Gabriella hacía lo propio con la chica. Luego mucho repaso, mucha corrección a la búsqueda de aunar estilos.
La experiencia fue muy gratificante, me sirvió para aprender mucho sobre el proceso creativo. Y no solo repetiría: ya lo he hecho. Gabriella y yo tenemos otra novela conjunta terminada, y este año si todo va bien aparecerá en Fantascy la que he escrito con otro autor: Víctor Conde.
“El Fogón” aúna literatura y gastronomía. ¿Cómo te desenvuelves en la cocina? ¿Cuál es tu plato favorito?
Me encantaría saber más de cocina de lo que sé, y aunque intento mejorar debo confesar que soy un poco desastre. Ahora mismo vivo un idilio apasionado con la comida libanesa, sobre todo con su forma de tratar el pollo. El pollo tahini es delicioso, magnífico, apocalíptico, tremendo, maravilloso…Te quiero, pollo tahini (y a ti también, pollo citrus)
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Pollo tahini al estilo de La cocina de Gibello para JA Cotrina ¿Le gustará? |
Podéis investigar más sobre Jose Antonio Cotrina en su web