Ideas para una historia: cómo surgió «42 semanas»

IDEAS PARA HISTORIAS: LA VERDADERA HISTORIA DE 42 SEMANAS

Ya te he hablado alguna vez en este blog de cómo surgen las ideas para construir historias. Incluso, en el libro «Escribir y publicar una novela», en el que colaboro con varios autores, hay un capítulo dedicado solo y exclusivamente a las ideas. Hoy me vas a permitir que, como ejemplo, te cuente cómo surgió la idea de la historia que hay detrás de 42 semanas. Pero para contarte la idea, primero te tengo que explicar de qué va.

¿De qué trata 42 semanas?

portada de 42 semanas

Nicolás de la Fuente es un periodista deportivo que se mueve como pez en el agua en un entorno laboral de lo más machista. Pero… nadie sabe que tiene una doble vida: también es la cara oculta detrás del pseudónimo Verónica Freiy, la autora más vendida de novela romántica de España.

El problema es que una editorial estadounidense muy potente quiere traducirle, llevar sus novelas al cine y mil locuras más, pero… antes debe desvelar su identidad.

Nico se resiste con uñas y dientes. Y en estas está cuando su vida se cruza una noche con Marta, una pediatra que acaba de descubrir que su novio está casado y tiene dos hijas. Un rollito de una noche termina complicándoles bastante la vida a ambos.

¿De dónde salió la idea para esta historia?

En el año 2018, cuando Héctor Castiñeira reveló que tras Enfermera Saturada se escondía un «él» me quedé ojiplática. Habíamos interactuado —en mis tiempos de la doctora Jomeini— bastante en redes y juraría que en alguna ocasión lo llamé «guapa», incluso. No cambiaba nada, él seguía siendo Satu, pero me sentí un poco en shock. Y pensé que sería lo mismo que pasaría si alguien escribiera como mujer siendo hombre en un género como la romántica: que las lectoras se sentirían estafadas. Carmen Mola vino a darme la razón años más tarde.

Esa idea se unió a la escaleta que tenía hecha para las tercera y cuarta parte de El blog de la doctora Jomeini, un poco desalentada por no poder recuperar los derechos (que al fin tengo), en la que Jomeini se quedaba embarazada del Reydelpollofrito.

Luego, pensé que sería chulo hacer un libro de un embarazo en el que cada capítulo fuera una semana. Porque solo en el embarazo el tiempo se cuenta por semanas. Todo el mundo te pregunta: «¿De cuántos meses estás?» y tú respondes: «De tantas semanas».

Las tres cosas se unieron para formar un caldo de cultivo que empecé a escribir en el 2018 y terminé a principios de 2019 y que ha necesitado casi tres años para llegar a vuestras manos.

42 semanas sale con Esencia, del Grupo Planeta

El borrador dio mil vueltas hasta encontrar casa. Esta comedia romántica clásica de enredos desde el principio en mi cabeza fue un libro para editorial. Dos editoriales potentes me habían pedido que, cuando escribiera algo que pudiera encajar en su catálogo, se los enviara. A una de ellas no le cuadró con lo que querían. La otra me hizo una oferta con la que no me quedé muy conforme. Así que preparé la novela para autopublicar. Pasó por las manos de los lectores cero, de corrección —con la maravillosa Abril Camino— y entonces, me la pidieron de Planeta. O mejor dicho, me pidieron «si tenía algo que les pudiera encajar».

—Tengo solo esto —contesté.

—Pues vamos a ello — me dijo la lectora editorial.

¡Y le gustó! La oferta que me hicieron fue genial. Y trabajar con ellos, también. Pero entonces vino la pandemia. Y se retrasaron las cosas.

Finalmente aquí estamos.

Este embarazo ha durado algo más de 42 semanas, pero el parto está siendo muy dulce.

Me gustaría muchísimo que conociérais a mi nuevo retoño. Me muero de ganas de ver vuestras fotos, de saber si os enamorareis de Vader (el gato de Nico), de recorrer de vuestra mano de nuevo la historia después de tanto tiempo.

También tengo el temor de toda escritora —¿se quitará alguna vez?— a que no os guste. Esta es mi novena novela publicada, mi libro número veinte. Cualquiera diría que tendría que estar ya acostumbrada a los nervios y a todo esto del lanzamiento, pero no.

Detrás de cada historia, hay un montón de sensaciones escondidas, como si hubiera estado desenrollado un ovillo muy espinoso durante mucho tiempo y hubiera llegado al final de improviso. Nunca dejará de sorprenderme el hecho de que una idea se convierta en algo tangible tiempo después. Que esa idea se convierta en una historia y esa historia llegue a otras manos y le haga vivir algo a otra persona, que le haga sonreír, que le entretenga, que lo que un día fue solo una idea ahora sean 268 páginas.

Gracias por querer compartirlas conmigo.

 

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