¿De dónde sacar las ideas para tu novela de Fantasía?

 

Decía Picasso, que en esto era muy de “que las musas me pillen trabajando”, que él empezaba sus obras con una idea y que luego, la idea iba haciéndose cada vez más compleja hasta que se convertía en algo más. Digamos que Picasso partía de un disparador creativo al que luego iba vistiendo. 

 
¿Qué es eso del disparador creativo?

Pues un disparador creativo puede ser, en realidad, cualquier cosa que dé pie a una idea. Puede ser una imagen de Pinterest (Pinterest es una red social que engulle a los pobres escritores entre sus arenas movedizas), una situación vivida, un edificio que has visto en la calle, una música…cualquier cosa que haga clic en tu mente y que te obligue a pensar en “qué pasaría si…”
 
Las ideas son como mariposas que vuelan a nuestro alrededor. Solo hay que abrir los ojos para captarlas. ¿Cómo? Leyendo mucho. Lee mucho de tu temática. Eso te dará una idea de lo que está ya escrito y de lo que no. Te enseñará a ver el mundo con ojos de escritor. Deja tu mente vagar por la noche, en la ducha, en tareas rutinarias. Déjate influenciar por todo lo que ves. 
 
Reconozco que nunca había tenido problemas para buscar ideas para historias. Ya sabéis que tengo más rollo que el perro de Scottex. Pero este verano pasado, cuando tuve que escribir el relato de “La librería a la vuelta de la esquina” me quedé en blanco. Sí, tenía que escribir sobre una librería. Y mi relato tenía que ser de género fantástico. Y no se me ocurría nada de nada. El disparador creativo fueron unas alfombrillas del coche, marca Bottery. Me pareció el nombre ideal para un personaje y así nació el señor Bottery, el propietario de la librería de la luna. 
 
Pero, ¿cómo podemos buscar disparadores creativos si no se nos ocurre nada? 
 
Hay varios métodos: 
 
Pinterest: 

Vale, sí, lo he dicho antes. Pero creo que no soy la única. Tengo una carpeta oculta en Pinterest con todas aquellas imágenes que me sugieren una historia. 

 
Cambio de realidad o de roles:  

Eso es lo que ha hecho ahora la escritora de Crepúsculo. Cambiar los roles de sus protagonistas y escribir, al final, la misma historia con algunos matices. No te digo que copies la historia de otra persona (Más que nada porque es plagio y te verías en dificultades), sino que mires una situación normal desde un punto de vista anormal. Por ejemplo: Una mujer toca el violín. ¿Qué pasaría si cada vez que lo toca cambia algo en la vida de otra persona que tiene una mayor repercusión según el tipo de melodía? 

 
Palabras encadenadas: 

A veces, cuando doy el taller de Fantasía a niños, les pido que digan una palabra cada uno a tres o cuatro de ellos y que con esas palabras formen un mundo en el que desarrollar su historia. Te asombrarías de la maravilla de disparadores creativos que salen. Mi cuento “El monstruo” está basado en la asociación de amor-bombilla-monstruo. 

 
Método de explosión:  

La verdad no sé si tiene otro nombre. Yo siempre lo he llamado así porque es como una onda expansiva. Me explico: 

 
  • Empiezas por una emoción. Por ejemplo: miedo. 
  • Escribes una lista en la que enumeres cinco o seis situaciones que te inspiren miedo. 
  • Cada una de esas situaciones la pones en un escenario que no sea habitual.
  • Ahora, en ese escenario colocas a  personajes que no tengan por qué estar allí. 
Muy complicado. ¡Qué va! Te lo explico con un ejemplo. A mí me dan miedo las alturas. Me da miedo por lo tanto, subir a las azoteas de los edificios, asomarme a los balcones, los suelos transparentes o traslúcidos…Pongamos que me asomo a un balcón, empiezo a notar la emoción del miedo, pero porque el suelo debajo de mí desaparece. Y lo hace porque frente a mí hay un mago en un dirigible que dirige hacia el suelo un cañón de burbujas. Ya está.

 

Puedes hacerle caso a Neil Gaiman: 
 
También puedes recurrir al libro de Hugo Camacho:

#EscribeYa: 100 ideas para enfrentarse a la página en blanco. (Que conste que no me paga nada. Que os lo recomiendo porque me ha gustado. Y porque ha sido el disparador creativo de este post). 

 
 ¿Ves? No es tan complicado.
 
Una vez tengas la idea, empieza lo realmente difícil: escribirla. 
 
 
 
 

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