Decía Picasso, que en esto era muy de “que las musas me pillen trabajando”, que él empezaba sus obras con una idea y que luego, la idea iba haciéndose cada vez más compleja hasta que se convertía en algo más. Digamos que Picasso partía de un disparador creativo al que luego iba vistiendo.
Vale, sí, lo he dicho antes. Pero creo que no soy la única. Tengo una carpeta oculta en Pinterest con todas aquellas imágenes que me sugieren una historia.
Eso es lo que ha hecho ahora la escritora de Crepúsculo. Cambiar los roles de sus protagonistas y escribir, al final, la misma historia con algunos matices. No te digo que copies la historia de otra persona (Más que nada porque es plagio y te verías en dificultades), sino que mires una situación normal desde un punto de vista anormal. Por ejemplo: Una mujer toca el violín. ¿Qué pasaría si cada vez que lo toca cambia algo en la vida de otra persona que tiene una mayor repercusión según el tipo de melodía?
A veces, cuando doy el taller de Fantasía a niños, les pido que digan una palabra cada uno a tres o cuatro de ellos y que con esas palabras formen un mundo en el que desarrollar su historia. Te asombrarías de la maravilla de disparadores creativos que salen. Mi cuento “El monstruo” está basado en la asociación de amor-bombilla-monstruo.
La verdad no sé si tiene otro nombre. Yo siempre lo he llamado así porque es como una onda expansiva. Me explico:
- Empiezas por una emoción. Por ejemplo: miedo.
- Escribes una lista en la que enumeres cinco o seis situaciones que te inspiren miedo.
- Cada una de esas situaciones la pones en un escenario que no sea habitual.
- Ahora, en ese escenario colocas a personajes que no tengan por qué estar allí.
#EscribeYa: 100 ideas para enfrentarse a la página en blanco. (Que conste que no me paga nada. Que os lo recomiendo porque me ha gustado. Y porque ha sido el disparador creativo de este post).