La vida es muy corta. Más corta de lo que pensamos. Como decía el señor Keating, en “El club de los poetas muertos”, Carpe Diem, hay que aprovechar el momento. Si nuestro sueño es ser escritor y vivir de eso, hay varias cosas que debemos dejar de hacer (No, trabajar, no). O mejor dicho, varias cosas que debemos dejar de hacernos a nosotros mismos. Cosas que son como un cepo en nuestras piernas y que nos impiden conseguir nuestras metas.
“¿Qué cosas?” -te preguntarás. Pues son estas:
Mentirte a ti mismo
El ego es una de las peores cosas para progresar como escritor. Y, en realidad, para progresar como cualquier cosa. Si te fijas, la gran mayoría de las personas brillantes son también bastante humildes. Así que no te mientas a ti mismo. No eres perfecto. Tienes que aprender. Incluso si ya tienes muchos libros publicados, siempre hay algo que puedas aprender de los demás. Deja de intentar ser perfecto. Deja de lado la envidia (un pecado capital del escritor) y los celos. Deja de competir y ábrete a los demás.
No ser original
Deja de intentar copiar el estilo de los demás. Tienes que encontrar tu propia voz. Ser tú mismo, con tus más y tus menos. Para ello, hay que lanzarse a la zona en la que no estás a gusto, salir de tu terreno de confort, experimentar y no tener miedo a cometer errores. Sí, es posible que la primera vez no salga para un diez. Pero saldrá a la segunda o a la tercera. Solo hay que insistir y estar abierto a aprender en el camino.
Dejar tus propias necesidades para el final
Hay veces que la vida laboral, la vida familiar, el cumplir compromisos con la gente equivocada, ahogan tu sueño. Hay que ser consecuente con lo que quieres. Deja de culpar a los demás de no tener tiempo. Búscalo. Delega en lo que puedas. Di NO a lo que no te aporta nada. Deja de desperdiciar horas justificándote y pon manos a la obra. De esa forma, disfrutarás de los pequeños momentos de felicidad sin pasarlos por alto por todo lo que tienes pendiente.
Ser pasivo
Esta vida es una sola y tú eres 100% responsable de lo que te ocurra en ella. ¿Quieres ser escritor? Pues pon todo tu empeño en conseguirlo. Escribe. Escribe. Escribe. Escribe. Y escribe. Fórmate. Lee. Comparte. Deja de creer que no estás listo. Si tú no lo crees, ¿quién va a creerlo? Trabaja por conseguir tu meta.
Sentir pena de ti mismo
No guardes resentimiento por lo que te fue mal en el pasado. De los errores se aprende. Y no te compares con los demás escritores. Tú eres tú, con las cartas que te han tocado al repartir. Juégalas lo mejor posible.
Mis queridos literaturadictos,
Carpe diem