¿Cómo escribir una novela con un trabajo y dos niños?

Cómo escribir una novela con un trabajo y dos hijos

La situación que se ha dado en la primavera de 2020 ha llevado a muchos a tirar la toalla en sus proyectos escritoriles. Como decía en broma en Twitter, ahora cuando te echan por tierra todos tus planes puedes decir «me han hecho un 2020». Uno de los problemas con los que puede encontrarse un padre/madre escritor es que ahora no tienes tiempo en el que los niños no están en casa y además tienes que trabajar.

¿Cómo consigues escribir una novela teletrabajando y con dos (o más) hijos pululando por las inmediaciones?

Ahora mi caso no es este porque en mi casa, Susanita y el Terrorista ya no son «niños», son adolescentes. Y ya sabes que el adolescente que se levante antes de que el sol esté en lo alto, es raro. Y los míos son de lo más normal aparte de que ya tienen asumido que escribir es mi trabajo (después de muchos años de collejas cuando me interrumpían) e interrumpen menos.

Pero, cuando trabajaba como médico, tenía dos medias jornadas en dos hospitales distintos más las guardias. Y además llevaba, como ahora, la logística de mi casa (término fashion para designar comidas, compras, lavadoras y otras cosas sin glamur por el estilo). Sin embargo, antes de colgar la bata publiqué cuatro novelas y tres libros de no ficción. ¿Cómo lo hice?

La clave para escribir una novela cuando no tienes tiempo ni para respirar es la organización y, sobre todo, ser cabezón al máximo. Si quieres ser escritor, la primera persona que debe creer que vas a ser capaz de conseguirlo tienes que ser tú.

Aunque —y hago aquí un paréntesis— es complicado definir qué es ser escritor. Digamos que, para escribir una novela, el primero que debe estar completamente convencido de que vas a ser capaz eres tú. En mi caso, todo cambió cuando decidí que escribir no era solo lo que más me gustaba en este mundo, sino que iba a ser también mi trabajo, de la misma manera que lo era ejercer la Medicina. Así, cada día tenía que cumplir con ese trabajo me apeteciera o no.

La mentalidad es base en esto.

Cuando para ti, escribir es solo un hobby es fácil dejarlo de lado en favor de otras cosas porque la vida diaria te arrolla y es mucho más sencillo no empeñarse en ir contracorriente. Pero, cuando TIENES que hacerlo porque es un objetivo primordial —tu tarea roca diaria—, entonces las cosas son distintas.

Ya he contado en muchas ocasiones cómo me organizo para todo. Lo hago con time blocking (una técnica de gestión del tiempo que resumo en este episodio del podcast). Pero está claro que si tienes dos (o los que sean) pequeñajos por ahí danzando, es más complejo organizarte para rendir.

Mi primer consejo: sé pesimista

¿Qué quiero decir con esto? Quiero decir que cuentes con esas interrupciones. Que, cuando organices los bloques de tiempo, cuentes con que te vas a desconcentrar y con que tu rendimiento será bajo.

Por ejemplo, Proyecto Bruno, que es una novella (en este artículo Jaume Vicent te explica las diferencias entre novela, novella y novelette) tiene 27272 palabras. Si me ponía como tarea roca pesimista, escribir 400 palabras al día, en 68 días tenía un borrador de novela. Es decir, en dos meses y medio.

Pero vamos a ponernos en una novela más grande: por ejemplo, Leyendas de la Tierra Límite: las Tierras Oscuras tiene 75000 palabras aproximadamente. 340 páginas. Tardaría 187 días en tener un primer borrador. Seis meses y medio. Pon otros tantos para corregir y voilà. En un año tienes una novela escrita.

Pero ¿cuándo escribes?

Cuando lo tomas como tarea roca y te involucras realmente en ello, sabes cuál es el hueco perfecto en tu jornada para encajarlo. Yo, lo que hacía entonces, era levantarme antes (a las 5:30 de la mañana) para escribir e intentar siempre escribir un poco más de esas 400 palabras para compensar los días de mierda en los que no escribiría nada, que los tendrás.

A esa hora los niños estaban fritos, la casa en silencio. No había llamadas de madres o suegras. Ni whattsapp. No había interrupciones ninguna. Ni siquiera estaban puestas las calles. Que sí, que me costaba Dios y ayuda levantarme cuando sonaba el despertador, pero… quien algo quiere, algo le cuesta.

Cada uno sabe de dónde sacar media horita. Escribir ese número de palabras no te lleva más. Pero si es cierto que el «no tengo tiempo» no sirve. Siempre se tiene tiempo para hacer lo que uno quiere. Cuando verdaderamente te involucras y te comprometes con algo, siempre tienes tiempo. Cuando no, lo que tienes son excusas.

Piensa qué cosa puedes suprimir que te quite tiempo (los niños no valen) y suprímela.

La tele, por ejemplo. O hacer la compra (qué fácil es hacerla por internet). O dejar las tareas domésticas para cuando estés más cansado en vez de hacerlas en horas productivas. O hacer batch cooking un día y cocinar para toda la semana. Como ves, la clave es organizarse y estrujarse las meninges para cuadrarlo todo.

PD: en la imagen de portada, yo no me pregunto cómo escribir una novela con un trabajo y dos hijos sino cómo lo hará para tener las uñas tan perfectas. Pero, como decía el maravilloso Ende, eso es otra historia y será contada en otra ocasión.

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