Decía J. Steinbeck que la profesión de escritor hace que las carreras de caballos parezcan un negocio estable. Por eso, a lo mejor, al titular este artículo “¿Cómo escribir fantasía juvenil que venda?” estoy solamente haciendo una apuesta.
Una de las cosas que cualquier escritor debe hacer es tener los ojos y las orejas bien abiertas para ver qué es lo que hacen los escritores de su género. No en plan: “Pues no entiendo por qué este tipo vende más que yo con lo mal que escribe…” (que —dicho aquí, entre nosotros— suele ser lo más habitual ¡Ay, el ego del escritor!) sino en plan: “Este tipo vende más que yo. A ver qué hace que le funciona tan bien para ver si yo puedo hacer lo mismo”.
En este sentido, hace ya unos años que leo con ojos de escritor. Más de una vez me he sorprendido deteniéndome en un párrafo y pensando: “Qué cabrón. Qué bien ha manejado esta escena (o esta frase, o este recurso, o este personaje…)”
Así que esta es mi apuesta particular, las cosas que he destilado —cual néctar sagrado— de leer muchas, muchas novelas de fantasía juvenil.
5 características de los escritores con éxito en la fantasía juvenil
Ven el mundo a través de los ojos de un adolescente.
La mente de un adolescente es un batiburrillo de esperanzas, emociones y miedos ¿Quién soy? ¿Cuál es la dirección que debe tomar mi vida? ¿Me entiende alguien? ¿Me quiere alguien? La identidad, la mortalidad, el amor, la toma de decisiones que condicionan sus vidas les llevan de la mano hacia la madurez y son algunos de los temas que, como escritor, tienes que tener en cuenta.
Normalmente, los escritores de fantasía juvenil hace tiempo que hemos dejado atrás la montaña rusa emocional que supone la adolescencia y la intensidad con la que se vive todo a esa edad. Pero debes ponerte las “gafas de adolescente” y ver tu mundo desde su perspectiva. La clave no está tanto en lo que tus personajes hacen sino en el por qué lo hacen.
En Leyendas de la Tierra Límite: Las Tierras Oscuras, Flamia toma al inicio una decisión inmadura y caprichosa, pero a medida que la novela transcurre la vemos madurar y dejarse dirigir menos por las emociones.
La canción secreta del mundo |
La canción secreta del mundo, de José Antonio Cotrina, por ejemplo, utiliza el gusto por lo sombrío y la curiosidad de los adolescentes en un cóctel magistral. Solo el título del prólogo —”Un saco de niños muertos”— ya siembra una semilla de incomodidad y de desasosiego, que se remata con la escena del primer capítulo en el que encontramos a la protagonista en la escena dantesca de una masacre —sin un rasguño y sin memoria.
Utilizan un lenguaje sencillo y directo.
A pesar de que los adolescentes le dan muchas más vueltas a las cuestiones filosóficas de la vida que los que ya peinamos canas, la gran mayoría aún no ha leído lo suficiente como para que consigas retener su atención si te pones a filosofar página tras página.
Las novelas juveniles tienen que tener un ritmo ágil, un lenguaje sencillo (lo que no quiere decir que sean sencillas de escribir) y mucha, mucha acción.
Percy Jackson y el ladrón del rayo |
Percy Jackson y el ladrón del rayo, de Rick Riordan, no es una maravilla de la literatura, pero su lenguaje sencillo y directo, sus escenas de acción y su sentido del humor (reconozco que me ha hecho reír en muchas ocasiones) lo han convertido en superventas.
No utilizan argot.
No hay nada peor que un adulto haciéndose el “guay” e intentando hablar como un adolescente. Piensa por un momento en la escena final de Regreso al futuro ¿Soy la única que piensa que los padres parecen más penosos ahí que antes?
Tengo dos adolescentes en casa y sé qué palabras usan entre ellos, pero si las usara en una novela tendría dos problemas graves:
- Ese tipo de lenguaje pasa de moda enseguida y cambia muy rápidamente. La novela se vería desfasada antes de que dé tiempo a publicarla.
- Cada región tiene su propio argot, de manera que las palabras que en un sitio significan una cosa, en otro pueden no significar nada u otra cosa totalmente distinta.
Se arriesgan a explorar el lado oscuro.
Los adolescentes son inconscientes. Muchos de los miedos que tengo ahora como madre derivan de mis recuerdos de las locuras que cometí siendo adolescente. Si quieres empatizar con tu audiencia, tus personajes deben correr riesgos, a veces de forma impulsiva, y meterse en líos con la autoridad.
Sin embargo —¡Cuidado!—, la línea que separa el personaje adolescente bien trabajado del cliché es muy fina. Si tu adolescente tiene rabietas injustificadas y se comporta, en general, como un idiota, no conseguirás que tu lector empatice en absoluto con él.
Harry Potter y la piedra filosofal |
Uno de los errores que más veo en novelas de escritores noveles es ese. Harry Potter, por ejemplo, se arriesga de forma inconsciente muchas veces, desafía la autoridad otras muchas, pero no se hace insoportable. JK Rowling consigue que el lector comprenda en todo momento por qué lo hace.
Pociones: Filtro |
En Pociones: Filtro de Amy Alward, la protagonista Samantha Kemi decide participar en La expedición salvaje a pesar de la opinión de su familia y la negativa expresa de su abuelo y mentor. Realiza acciones inconscientes que le traen consecuencias negativas, pero rectifica y madura a lo largo de la historia.
Consiguen emocionar.
La adolescencia es un periodo de sentimientos intensísimos y de conflictos emocionales. Tu trabajo como escritor es enseñar a tu lector que existe una luz al final del túnel, que la vida merece la pena ser vivida. Si tratas temas delicados —como la homofobia o el bullying— tu labor es dejar un mensaje positivo, dar herramientas a tu lector para que sobrelleve los días peores.
Los nombres del fuego |
Los nombres del fuego de Fernando J López explora temas como la homofobia o la violencia machista, mezclando de manera magistral fantasía e historia.
Sueños de piedra |
Sueños de piedra de Iria G Parente y Selene M. Pascual introduce un tema delicado como es la prostitución y el papel de la mujer.
Odio el rosa |
Nadie dijo que escribir para adolescentes equivalía a hablar de un mundo rosa y perfecto. Ni siquiera Ana Alonso y Javier Pellegrín lo hacen en su mundo de Odio el rosa en el que las grandes marcas se han hecho con el control del Planeta. Todo lo contrario.
En esta etapa de la vida, el lector se enfrenta a su reto más difícil: definirse como persona. Y tienes que ayudarle con buenas lecturas, ¿no crees?