¿Por qué no pongo el nombre completo de la novela que voy a reseñar? Porque el nombre de esta novela es «Amor a primera vista, llama al oculista». Evidentemente, P. Z. Reisin no la llamó así. La novela se llama realmente Hapiness for humans. Y no creo que haya sido idea del traductor : Julio Hermoso, cuya traducción es —de resto— maravillosa. Si haces caso omiso al terrible título en castellano, déjame decirte que esta novela es una delicia para lectores que amen la comedia clásica y al mismo tiempo la fantasía y ciencia ficción. Porque en Amor a primera vista, llama al oculista, (a la que a partir de ahora llamaré Hapiness for humans), encontramos en un perfecto cóctel los elementos de las comedias de Billy Wilder unidas a la agilidad de la vida diaria intermegaconectada actual.
Amor mediado por inteligencias artificiales
Uno de los puntos fuertes que hace que te recomiende hoy esta novela es que, aún siguiendo la estructura clásica de la comedia romántica, Hapiness for humans es original. Muy original. Porque tres de sus personajes principales no son humanos: son inteligencias artificiales. Imagino el proceso de documentación de P. Z Reizin (que, por lo que he leído en la novela, es periodista y no tiene ninguna relación con la informática avanzada, aunque haya montado algunos negocios online) y me quito el sombrero.
El gran protagonista de esta historia es Aiden (porque empieza con las letras AI), una inteligencia artificial que se «ha salido del tiesto» y campa a sus anchas por internet intentando disfrutar de todo el conocimiento que hay en la red y asomándose a las vidas de muchos de los humanos con los que interactúa en el laboratorio. Entre ellos, Jen, una periodista con mala suerte en el amor, a quien han contratado los programadores Steeve y Ralph para que Aiden mejore sus habilidades sociales. Solo que Jen y los creadores de Aiden no saben que la IA ha empezado a pensar y a decidir por sí misma.
No es la única inteligencia artificial que campa a sus anchas en la red. Aisling también lleva un tiempo haciéndolo, más que Aiden, y le recrimina la cantidad de rastros que deja en su alocado recorrer. Hay incluso una más —Sinaí—, que sería el villano de la historia.
La cosa se complica cuando Aiden decide buscarle pareja a Jen y elige a Tom, un publicista que, tras vender su empresa y poder retirarse, decide escribir una novela. Aisling lleva tiempo siguiendo ávidamente las aventuras y desventuras del aspirante a escritor y las dos IA aúnan sus esfuerzos para unir a sus humanos.
Narración y personajes
El ritmo es ágil, fresco, muy sencillo de leer y tremendamente divertido en ocasiones. La cita del principio —una cita maravillosa de Woody Allen— ya nos prepara para lo que va a venir en cuanto abramos la página y entremos en la mente de Aiden.
Porque esta frescura que tiene la novela se consigue con la alternancia de capítulos escritos en tercera persona desde el punto de vista de cada uno de los personajes principales: Aiden, Aisling, Jen, Tom y Sinaí, lo que hace que el lector tenga una visión completa del conflicto sin aburrir. Y con unos secundarios maravillosos entre los que destaco al hijo de Tom —Cole—, que en mi cabeza tomó la forma de Spike, el descharrante compañero de piso de Hugh Grant en Notting Hill.
La frescura no va reñida, sin embargo, con reflexiones muy sesudas acerca de la vida, sobre todo vistas desde la óptica cargada de humor de Aiden. La forma de entender su propia existencia sirve de excusa al autor para sacar a colación temas de lo más filosófico.
—He estado pensando en el sentido de la vida. —(Que siempre es un buen tema de conversación en caso de que alguna vez te encuentres atascado en busca de algo que decir).
A mitad de la trama hay un giro muy original que convierte la novela que —hasta el momento era una comedia— en thriller o comedia con tintes de thriller y que sube el suspense enganchándonos aún más a la trama.
En resumen