Soy tremendamente enamoradiza. Hasta que mi santo me encarriló por la senda de la monogamia, fui una picaflor, lo reconozco. Por eso, cuando cierro algunas novelas, no puedo evitar suspirar por sus protagonistas masculinos. Pero hay cinco que fueron flechazo inmediato.
Jack, de Memorias de Idhún, de Laura Gallego: sí, el chico dragón es mi primer amor. Que sigo sin entender a Victoria. Donde esté Jack que se quiten todos los Kirtash del mundo.
Jondalar de los Zelandonii, de El clan del oso cavernario, de Jean M. Auel: Aunque no aparece hasta “El valle de los caballos”, el compañero de Ayla enseguida se apodera de nuestro corazoncito.
Atticus Finch, el héroe silencioso de Matar a un ruiseñor, de Harper Lee: ¿Quién no se enamoraría de este hombre que lucha por lo que cree justo a pesar del qué dirán? (Sobre todo, si una se lo imagina con la cara de Gregory Peck, todo hay que decirlo…)
Joe, de Luna de verano, de P.G. Wodehouse: ¿Cómo no enamorarse del sinvergüenza que nada más conocer a la chica le pide que se case con él? Me gustan mucho los libros de P.G.Wodehouse y sus protagonistas, pero por éste, en concreto, me derrito.
Y por supuesto, ¿quién no se ha enamorado de Fitzwilliam Darcy? (¿Tengo que decir de qué novela es?)
Cuéntame, ¿qué protagonista masculino te enamora?
Lo siento, chicos, otro día vosotros.